Venecia es sinónimo de arte. Desde siempre, la ciudad de la laguna ha sido un emporio de artistas, mecenas, museos y obras artísticas. Tanto si estudiamos el periodo medieval, como el renacimiento, el barroco o el neoclasicismo, encontramos ejemplos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos muy notables en esta ciudad.La escuela veneciana fue un conjunto de movimientos artísticos, de corte esencialmente pictórico, que se desarrollaron en la región de la República de Venecia, expandiéndose luego al resto de Europa. Sus principales representantes son Vittore Carpaccio y Bellini.
Gentile Bellini fue educado artísticamente bajo el patronazgo de su padre Jacopo Bellini, sus primeros años se desarrollaron al abrigo del taller paterno, de quién fue ayudante al igual que su hermano Giovanni. Junto a ellos trabajó en las decoraciones de la Scuola Grande di San Marco (1466), concluidas ya con Gentile como jefe del negocio familiar pocos años después.
A la muerte de Jacopo, heredó los álbumes de su padre y ejerció la dirección del taller como primogénito que era. Mantuvo el prestigio paterno y fue muy admirado en su tiempo, si bien muchas de sus obras se han perdido. Prueba de ello es el hecho de que el emperador Federico III le nombrara eques (caballero) y comes palatinus (conde palatino) a su paso por Venecia en 1469, después de que Gentile le pintara un retrato. Destacó por sus escenas narrativas y por sus retratos. A partir de 1474 fue el retratista oficial de la Serenísima, encargado de realizar la efigie oficial de los sucesivos dogos. Poco después se le encargaría sustituir con grandes telas los frescos que para la Sala del Maggior Consiglio del Palacio Ducal de Venecia realizaran Gentile da Fabriano y Pisanello setenta años antes y que se encontraban en pésimas condiciones.
Entre 1479 y 1481 viajó a la Corte de Constantinopla, en calidad de emisario de la República de Venecia. Allí también realizó obras para el sultán Mehemet II, interesado en el arte italiano. En la National Gallery de Londres se conserva un retrato del soberano otomano ejecutado por Gentile durante su estancia.
Sus obras más famosas son las grandes telas que realizó para la Scuola di San Giovanni Evangelista: la Procesión de la Religión de la Santa Cruz (1496), el Milagro del Puente de San Lorenzo (1500) y la Curación de Pietro dei Ludovici (1501). El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid posee una gran tabla con el tema de La Anunciación.
Se encuentra enterrado en la Basílica de San Juan y San Pablo de Venecia, todo un honor y muestra del enorme prestigio de que el artista gozó durante toda su carrera, pues dicha iglesia era el lugar tradicional de enterramiento de los dogos de Venecia.
Fueron numerosos sus alumnos y ayudantes de taller: entre ellos figuran Vittore Carpaccio, Marco Marziale y Giovanni Mansueti.
La figura de Gentile Bellini fue notablemente eclipsada ya en vida por la de su padre Jacopo, uno de los primeros pintores en utilizar la pintura al óleo en el ámbito veneciano y, sobre todo, por la brillante figura de su hermano Giovanni, artista de un talento infinitamente superior en versatilidad e inspiración. Gentile representa la facción más conservadora de la escuela pictórica veneciana, apegada a la tradición cuatrocentista, mientras que Giambellino y sus seguidores marcan los derroteros que habían de seguir los nuevos tiempos, que culminarán poco después en figuras como Giorgione y por encima de todos, el gran Tiziano. Sin embargo, la obra de su hermano mayor se ha visto revalorizada como fuente de información histórica. En efecto, podemos ver en sus grandes cuadros oficiales un fidedigno retrato de la sociedad veneciana de su tiempo.
Procesión de la religión de la Santa Cruz
Vittore Carpaccio, nació en la segunda mitad del siglo XV. Con él se consolidan los rasgos y parámetros fundamentales de la escuela. En sus obras encontramos las calles, plazas y casas, de Venecia, lo mismo que sus característicos canales, unas veces con fidelidad, otras con fantasía. Pero la urbana ya domina su pintura, y con ella sus desfiles, procesiones y demás festividades.
Carpaccio se convertirá durante los últimos años del Quattrocento y primeros del Cinquecento en el decorador favorito de las diferentes "scuolas" de Venecia, congregaciones laicas destinadas a las obras de caridad que rivalizaban entre sí por la decoración de sus sedes. La Historia de la Virgen que pintó para la "Compagnia degli Albanenses" fue realizada en buena parte por ayudantes que disminuyeron la calidad del conjunto; se trata de seis escenas sobre la vida de María observándose aquí la Anunciación. Las figuras están dispuestas en diferentes escenarios: el ángel en el jardín y la Virgen en una estancia del palacio típicamente veneciano, una de cuyas puertas abiertas permite contemplar la cama, aumentándose la perspectiva. En la zona superior izquierda aparece Dios Padre envuelto en una aureola dorada, rodeado de querubines y enviando la paloma del Espíritu Santo. La minuciosidad es una clara referencia al mundo flamenco mientras que la iluminación empleada y la frialdad de las figuras denotan el trabajo del taller.Para la Scuola de Santo Stefano, Carpaccio realizó un ciclo de "tellari" dedicado a la vida de san Esteban. En esta escena el santo está discutiendo con los eruditos orientales en el interior de una logia, mostrándose en primer plano las columnas. Al fondo se desarrolla un complejo estudio de perspectiva arquitectónica y paisajística, incluyendo las figuras en el espacio con sabiduría, eliminando el efecto de telón de fondo de años anteriores. La galería de personajes que escucha la discusión son los miembros de la cofradía, en un alarde retratístico sin parangón. La iluminación empleada refuerza los volúmenes y crea un ambiente placentero, destacando a san Esteban, cuya mirada se dirige al espectador. La intervención de colaboradores será muy limitada en esta serie ya que en esos momentos Carpaccio compite con Tiziano por el puesto oficioso de primer pintor de Venecia, saliendo triunfador éste último, lo que obligó a Vittore a emigrar hacia provincias.
En 1490 los miembros de la Scuola de Santa Úrsula de Venecia encargan a Carpaccio la decoración al lienzo del edificio, realizando el maestro una importante serie de "tellari" dedicados a la vida de Santa Úrsula inspirada en "La Leyenda Dorada" de Santiago de la Vorágine. Siguiendo a Gentile Bellini, Carpaccio traslada la historia de la santa al mundo veneciano, incorporando notas propias tomadas de Antonello da Messina, Alvise Vivarini o Giovanni Bellini, creando un estilo cada vez más personal. La primera escena de la serie narra la partida de los embajadores, inspirada en el mundo veneciano tanto en las arquitecturas como en los ropajes y casi se podría decir que en los rostros o la iluminación. Carpaccio se interesa por la perspectiva a través de los diferentes planos empleados, creando un lugar de fuga con el arco de medio punto. La sensación atmosférica es un importante logro típico de la escuela que más tarde desarrollará Tiziano. El Regreso de los embajadores, el Sueño de Santa Ursula y El rey de Bretaña recibiendo a los embajadores ingleses completan la serie. La vida de santa Úrsula cuenta con cierto aspecto legendario. En el siglo IX se la hace hija de un rey de la isla de Bretaña, enviada a Europa para contraer matrimonio con un príncipe pagano. Tras una peregrinación a Roma con 11.000 vírgenes convertidas al cristianismo, llegó a la ciudad de Colonia, que estaba siendo asediada por los humos. Tras contemplar el martirio y la muerte de sus compañeras, recibió ella también el martirio tras negarse a casarse con el rey de los hunos. Los hechos se supone que ocurrieron en el siglo III, pero en la actualidad su nombre no aparece en el santoral oficial por los problemas históricos que presenta su biografía.